La operadora de Fukushima pide perdón por haber subestimado el desastre
Tokyo Electric Power (TEPCO) admitió que durante la crisis pudo haber determinado mucho antes.
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Tokio, 9 mar (EFE).- El presidente de la empresa propietaria de la accidentada central de Fukushima, Naomi Hirose, ha pedido perdón al público japonés por la respuesta durante el desastre de 2011 de su empresa, que subestimó entonces la gravedad de la situación.
"Es verdad que no seguimos el manual que especifica los indicadores clave en las distintas fases de fusión del núcleo. Lo lamentamos mucho", dijo Hirose ante un comité parlamentario en palabras recogidas hoy por los medios nipones.
El mes pasado y a punto de cumplirse cinco años del accidente, Tokyo Electric Power (TEPCO) admitió que durante la crisis pudo haber determinado mucho antes que se estaban produciendo fusiones en los núcleos de los reactores de la planta que resultaron gravemente afectados por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011.
Los compendios operativos de la empresa especifican que una fusión se produce cuando más del 5% del núcleo de un reactor ha resultado dañado.
Pese a que tres días después del tsunami la empresa era consciente de que el daño en las unidades 1 y 3 era aproximadamente del 55 y 30 por ciento, respectivamente, no habló en ese momento de "fusión" ni comunicó al público el gran peligro que esto supone.
La eléctrica no reconoció que hubo fusión parcial de los núcleos hasta mayo de 2011.
Ante las palabras de Hirose, que no era presidente de TEPCO cuando se produjo el accidente, el ministro de Industria nipón, Motoo Hayashi, le ha instado a impulsar una investigación independiente que profundice en lo ocurrido durante las primeras semanas que siguieron a la tragedia para evitar un episodio similar.
El terremoto de 9 grados Richter que se registró en la costa noreste de Japón el 11 de marzo de 2011 provocó un devastador tsunami que golpeó la planta de Fukushima y la dejó sin refrigeración, lo que deparó la fusión de los núcleos de tres de sus reactores.
Las emisiones y vertidos radiactivos resultantes han supuesto el peor desastre nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y aún mantienen evacuadas a miles de personas que residían en torno a la central antes del accidente.